#ElPerúQueQueremos

Crónicas de los 80's: La Quinta (3)

Publicado: 2010-03-11

Y llegó el día en que nuestros caminos se bifurcaron y no más fuimos los mismos. Nuestra amistad duró nada, ni siquiera empezó, pero cómo quieres que empiece si por la culpa de estos intelibestias nos metieron una goleada humillante en la canchita del faro y las cosas no iban a quedar así. Los días siguientes al vejamen público (chicas del Mater Pu(t)rísima y del Hosanna (Rucana) fueron las testigos) planificamos el acoso, nuestra primera clarinada de guerra. Saldríamos en cletas: Yo en mi Mister sin asiento (tenía que montar parado no más), Fabrizio en la bicla heredada de su hermana, la gorda Mary, una Mister Roja con la cara de una niña dibujada que bautizamos como la Candy, Gerardo en su Monark azul con timón tipo Harley Davidson y asiento con respaldar (la más parodi de todas) y el revejido Chobi, regordete y mofletudo amante de las chapanas y las lisuras, en su Pinocho. El escuadrón entonces estaba listo, no remorse, retroceder nunca/rendirse siempre, saldríamos a matar cual Sinchis a esos infames perdedores, sería una masacre, no importaba que sean 15 (si contamos a todos los que paraban allí, juntando hermanos mayores, hermanas y sapos) ó 300, y así fue. Hoy es día de cacería (ya caerás), el primer objetivo: tráiganme la cabeza de Tato Correa . Quizás fuimos arriesgados, osados, descarados,  pero eran tiempos de guerra. La idea era pasar por la entrada del edificio (vetusto y obsoleto) y proferir algunas palabrejas de grueso calibre, como para que vayan sintiendo quiénes eran los que mandaban allí. Estuvimos pensando antes en una buena chapa para Tato, algo que lo enfurezca, cosa que saldría a perseguirnos y  lo agarraríamos a la vuelta. "Yeti enano", "Cuerpo de rana", "Trucutu gay", "Batracio triste", eran algunas. Pero había una que nadie en su sano juicio podría aguantar, un nombre que era sinónimo de deshonra y de oprobio, una palabra que era más bien un nombre y que dolía en cuerpo y alma, en esos tiempos de guerras y bicicletas baratas: "Miguel Bosé". Nos jugábamos el pellejo pero no podíamos retroceder.

Esperamos en la esquina entonces, queríamos la calle despejada. A la cuenta de 3 metimos primera y aceleramos. Una vez en las rejas del edificio, todos al unísono, gritamos: "¡Tato es Miguel Bosé! y ¡Dulio es su marido!" (disculpen, no puedo contener la risa...), y pusimos pies en polvareda, jeje. "Separémonos", dijo Gerardo, "Chobi, tú vete por el Tijuana (los mejores pollos a la brasa de esa cuadra, con su clásico salchirata de cortesía)", "Fabrizio, acelera huevón", dije yo, Chobi sufre con la pinocho, suda, Gerardo lo arrea: "Apurate chancha", Chobi responde: "Calla estúpida", y aquí hago un receso para que podamos comprender la psicología de estos 3 hermanos, y para muestra un "No Toca Botón", o sea, introduzcámonos una mañana de verano en su casa, los papás trabajando, para ser testigos de este dialogo fraternal.

Gerardo está sentado en una silla viendo "Combate" por TV en el cuarto de su mamá. Fabrizio entra al cuarto y quiere cambiar de canal: "Pon canal 27" le dice. Gerardo responde: "Calla retaca" (nótese el uso del género femenino en los adjetivos), y Fabrizio: "Pon Canal 27 oye estúpida" y Chobi entra al cuarto, BVD de Sears, slaps de Bata, mocos en los orificios nasales, un pan rebosante de mantequilla Astra en las manos: "Cambia de canal oye leprosa" y Gerardo: "Tú cállate chancha" y Fabrizio: "Sí, cállate chancha" y Chobi: "Tú callate nariz de serrana" y Gerardo: "Ja ja, nariz de serrana" y Fabrizio: "Tú callate mujer leprosa" y Chobi: "Los voy a acusar con mi mamá que están viendo televisión" (paréntesis para explicar que ellos estaban prohibidos de ver TV) y Fabrizio: "No te atrevas cerda" y Gerardo: "Ja ja, te dijeron nariz de serrana" y Fabrizio "¿Y tú?, ¿y tú?, ¿qué te crees? ¿lindo?" y Chobi: "Ya se fregaron con mi mami" y Judith, la noble y atenta empleada doméstica que ademas funge de nana de Chobi grita con un vozarrón desde la cocina: "Dejen de pelearse carajo" y Chobi grita: "Calla mierda" y Judith": ¿Qué me has dicho? Ahora vas a ver, ahora le digo a tu mamá que me estás hablando groserías" y Gerardo: "Ja ja, te dijeron nariz de serrana" señalando la nariz de Fabrizio y Fabrizio mirando a Chobi: "Si nos acusas te cagas panzona" y Chobi: "Calla mierda" y Judith que entra al cuarto: "Ya caracho, dejen de pelear" y lo agarra a Chobi del pelo y le mete un jalón que lo sacude como un muñeco de trapo y Chobi: "Suéltame gorda de mierda" y Judith: "Esto es para que aprendas a respetarme" y Gerardo: "Pégale Judith" y Fabrizio: "Ahhh, ahhh, te pegaron chancha" y Judith: "Ya, ya, no metan candela" y Chobi: "Te voy a acusar con mi mami" y Judith: "Ella me ha dicho que si te portas mal, te pegue" y Chobi: "Calla vaca de mierda", entonces Judith agarra la correa del papá que está sobre la cómoda y fua, le mete un soberano correazo que lo hace saltar y Gerardo: "Au, sóbate" y Fabrizio: "Eso lele, eso lele" y Chobi lloroso: "Chancha de mierda" hacia Judith, y entonces Judith fua, otro correazo: "Hasta que aprendas a comportarte" y Chobi sobándose la huella roja de la correa sobre su pierna y Gerardo: "Ya, ya, lárguense que quiero ver tele" y Fabrizio: "Esta tele es de mi mamá, así que cambia, leprosa" y Gerardo: "Calla calla, retaca nariz de serrana" y Judith sonríe: "Vea usted eso, las cosas que se dicen, dejen de pelear" y Chobi hacia Judith: "Tú no te metas gorda" y Judith fua, otro jalón de pelo, esta vez a la mala porque se queda con mechas entre los dedos y Gerardo: "Ahhh, te jalan el pelo chancha" y Judith : "Ya van a ver cuando venga su mamá" y Fabrizio: "No seas acuseta" y Chobi llorando: "Siempre me pegan a mí" y Judith: "Oye, tienes 7 años, no seas bocasucia" y Chobi: "Calla mierda" y así la misma escena se repite hora tras hora en esa casa que se ubica al frente de la mía, y al lado de la casa de Paquito Verástegui, Niño Dios para los amigos.

Pero regresemos a la escena del crímen. Estabamos huyendo (como siempre), y Gerardo se fue para la Siberia (temida zona roja), el gordo Chobi regresó a la quinta, probablemente a resguardarse en las faldas de Judith, y yo y Fabrizio nos metimos a la bodega del Bicho Javicho, donde inocentemente pensamos estaríamos protegidos. Pero el Bicho Javicho, bodeguero de vieja escuela, nos dijo que no debíamos de escondernos de nadie, y que debíamos sacarle la entreputa al primer huevón que quisiera pisarnos el poncho si es que queríamos ser hombres. Todo esto lo dijo en una fracción de segundos, pero con la mirada, porque no pronunció palabra alguna ya que estaba saboreando una deliciosa Teem helada (y guárdame las chapitas de superhéroes) cuando una sombra de imberbes en biclas aparece acechante desde la puerta. Y se escucha una voz (agónica, pre homínida): "¡Secuéstrenlos!", sí, la voz de Tato Correa, ojos vidriosos y con una bola de saliva en sus fauces lista para ser expulsada con destino incierto. Gualberto y Claudito Doy nos agarran y nos llevan a empellones fuera de la bodega, Dulio y Tato se llevan las bicicletas con ellos: "Quedan decomisadas, que feas bicicletas de mierda", dice y las va pateando mientras camina y Tato: "¿Son horribles no?" y las escupe (su único talento), y Dulio: "¿Si no? no las aceptaría ni así me paguen" y mete un patadón a la cadena y Tato hace lo mismo y mete otro escupitajo (esta vez un hilo de saliva queda colgando entre sus labios) y yo y Fabrizio pensamos: no sobrevivimos a esa marabunta de engendros y Tato mirando a Fabrizio: "No me mires y camina carajo" y así nos llevaron al edificio, y su entrada fue triunfal, allí todas las chicas que saltaban liga y todos los pequeños galifardos y vagos que pululaban gastando el tiempo como chorlitos, nos miraron como trofeos de guerra, y hasta sentí aplausos, y creo que señoras de ruleros y máscarillas de palta aplaudían desde las ventanas, y señores de bigotes y BVD's sudados rumiaban asintiendo con sus cabezas cansadas, signo de que aprobaban el ilícito allí cometido (y me siento todo un periodista) y todo quedaba en esa pequeña cueva aislada del mundo moderno, en ese ghetto de seres perdidos en la anomia, y creo que hasta llovían objetos hacia nosotros y Tato gritó: "A la jaula" y yo me sentí como Tres Patines pero también me sentía como en el Planeta de los Misios, y me preguntaba donde estaba Landon, y si habría alguna Nova esperándome por allí, y si el Gran Dador existía en realidad y si el universo era cóncavo o convexo, o qué se yo, y entonces nos metieron a la "jaula", que era un cuartucho que quedaba debajo de las escaleras, donde había una virgen y con vista al patio, y allí nos vigilarían Gualberto y Morsa Triste, hasta que los jefes decidieran que harían con nosotros. Tato y Dulio conversaban sentados al sol, mientras las niñas jugaban alrededor, y los mayores conversaban en las escalinatas del edificio en un idioma parecido al castellano y afuera un rumor neblinero agrietaba el silencio y la música que salía de las radios a transistores olía a fideo de semola y a marciano de chicha, y las horas pasaban y el tiempo se detenía a saludar, y quizás descubrimos allí, encerrados en ese edificio, que estábamos aprendiendo algo muy importante y que saldríamos de allí con una lección, si es que salíamos, pero la lección la olvidé hace mucho, y aquí sigo como un cuerpo celeste alrededor tuyo, y la historia viene por más, siempre por más...


Escrito por

Batmacumba

Batmacumba a secas


Publicado en

Batmacumba

Pan y Circo